
El cambio nos impulsa a aprender nuevas habilidades, a desarrollar recursos y fortalecer la confianza en nosotros/as mismos/as.
Somos capaces de ver la posibilidad de errar, como parte del proceso de desarrollo de nuestra persona; y con actitud de aprendizaje vamos ampliando nuestro mundo de experiencias a partir de momentos, situaciones o decisiones que no han resultado agradables, pero nos sirven para comprender un poco mejor el entorno y al nuestro propio, para futuros eventos.
Estar abiertos/as a los cambios, nos moviliza a la posibilidad de experimentar nuevas oportunidades, llevándonos a descubrir horizontes que antes desconocíamos, nuevos aprendizajes, nuevas pasiones, nuevos intereses e incluso nuevas perspectivas acerca de algo ya conocido. Lo que a su vez, genera un aumento de la flexibilidad y capacidad de adaptación.
Los cambios pueden demandar tiempo y paciencia, por lo que la perseverancia se verá estimulada y desafiada. Esta capacidad de ser perseverantes, nos acompañará a volvernos más confiados/as en nosotros/as mismos/as, en los momentos de determinarnos ante la vida como personas que podemos afrontar las situaciones y/u obstáculos que se nos presenten. Es así, que a su vez nos volvemos más resilientes, con una actitud de afrontamiento más positivo y productivo para nuestras vidas y la de los demás.
Una actitud optimista a los cambios, nos vuelve ágiles, con mayor fluidez y sobre todo nos transforma permanentemente, disfrutando de la vida, los proyectos, las personas de una manera positiva, empática, comprensiva; celebrando nuestras experiencias, aumentando nuestra motivación y dándole la bienvenida al crecimiento constante.
La información de este artículo de DUnclick, tiene como objetivo informar. No debe ser utilizada como sustituto del diagnóstico, consejo o tratamiento de un profesional. Si tenés dudas, te recomendamos buscar asesoría de un especialista de confianza.